sábado, 15 de noviembre de 2014

La Crisis del Ébola

El ébola ha sido uno de los grandes problemas mundiales que han sucedido este año. Se identificó por primera vez en la República Democrática del Congo, en el río Ébola. Hoy en día ya ha matado a miles de personas y está reconocida como arma biológica.

Este virus mortal supone un alto riesgo para la población mundial porque aunque se intente poner cierto control a la gente infectada, nunca se consigue el cien por cien y puede darse el caso de que alguien contagiado se escape, oculte su enfermedad y pueda originar una epidemia, o, en el peor de los casos, una pandemia. Y esto solo pensando en que lo haga alguien que solo huya por miedo a que le rechace la sociedad. ¿Y si un grupo terrorista decidiera utilizar el ébola como arma? Sería una auténtica catástrofe. 

Afortunadamente las medidas de seguridad que se implantan alrededor de la zona infectada no lo permiten.

Todos los países deberían ayudar en la lucha contra este virus, investigando una cura y una forma de prevención, y proporcionando todos los recursos que puedan, tanto dinero como gente cualificada, para poder vencer y terminar así con esta crisis. El problema es que algunos países, como España y Estados Unidos, han decidido repatriar a los infectados procedentes de estas naciones. Es comprensible que lo hayan hecho, puesto que se trata de no dejar desamparadas a estas personas, pero lo que habría sido más correcto es seguir las normas de la OMS, que dicen que las personas que padezcan la enfermedad deben ser tratadas en la zona infectada, para así evitar el contagio y que se extienda a poblaciones sanas.